Elzevir Malek: Decana de las Misses
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La propuesta no le podía llegar a Elzevir Malek en un momento más inoportuno: década de 1950, recién graduada de un colegio de monjas y con padres que no la dejaban ni siquiera asistir a fiestas de 15 años.
La invitación era participar en un concurso de belleza nacional, que seleccionaría a la representante de Panamá para el Miss Universo, que se celebraría en Long Beach, California (Estados Unidos).
Era mayo o junio de 1952. Quedaban pocos días para el certamen y hacía falta la chica que defendería los colores de Coclé. Elzevir, de 18 años por esos días, recibió la propuesta de representar a su provincia, pero faltaba la autorización de sus padres.
“Mmm… Sí”, dijo su papá, después de meditar y considerar que su hija no tuvo fiesta de graduación debido a una infección de polio que obligó a cancelar los eventos públicos en la región. Era justo que al menos paseara y conociera el hotel Hilton (hoy hotel El Panamá).
Y cuando llegó el desenlace del concurso… ¡sorpresa! Elzevir estrenó el trono de la belleza nacional.
El giro para la risueña chica coclesana fue radical. “Acababa de salir del colegio internado María Inmaculada, donde había que rezar desde que nos levantábamos y resulta que poco después fui coronada en traje de baño y salí en todos los periódicos”, cuenta la señora Elzevir Malek, ahora con 77 años.
Aquello fue un gran acontecimiento, rememora Malek, quien guarda en su mente, 59 años después, fechas, nombres y detalles de aquellos días de donaire.
La decana de las misses cuenta con franqueza su aventura en el Miss Universo, cómo influyó el ser reina en su vida, y lo bueno, lo malo y lo feo de ese primer Miss Panamá, empezando por que la coronaron con una corona prestada.
Elzevir Malek recuerda con agrado una curiosa anécdota. Fue elegida una noche de 1952 como la primera Miss Panamá, pero nunca le dieron su corona, el símbolo de toda reina de belleza.
Cuando llegó el momento cumbre, ese en el que de los labios del moderador sale el nombre de la ganadora, tenían lista la corona de la reina del Carnaval del Club Unión, en estricta calidad de préstamo.
Luego del anuncio, de los aplausos, del paseo de la nueva reina y las fotos para los periódicos, la organización del concurso le retiró la aureola ajena a la joven, dejándola literalmente como en una reina sin corona.
La descortesía fue resarcida por el concurso, pero tardaron un poco; 59 años para ser precisos. El pasado 26 de mayo, en el Teatro Anayansi, la organización del Miss Panamá coronó finalmente a Elzevir durante la escogencia de la Miss Panamá y la Miss Mundo 2011. Esta vez, la ahora veterana miss no tuvo que devolver la joya.
¿Por qué nunca dijo lo de la corona?
—Es que los muchachos de antes hacían mucho caso a sus padres. Cuando mi mamá me preguntó: ‘¿dónde está tu corona?’ y le dije que era prestada de una reina de Carnaval del Club Unión, su respuesta fue: ‘Te quedas callada, no se te ocurra decir absolutamente nada; hay que tener dignidad y orgullo’. Y yo fui obediente. Mucho tiempo después lo dije en una entrevista para el suplemento Ellas. Fue hace como 10 años.
¿Por qué no tuvieron la corona?
—No sé. Tal vez no tenían tantos patrocinadores. Las organizadoras no tenían mucha experiencia.
¿Después el concurso estuvo así, sin coronas para las reinas?
—No, yo coroné a Emita Arosemana, y esa corona no era prestada.
¿Cómo fue ese primer concurso?
—No quiero criticar a nadie, porque los que lo organizaron no tenían experiencia, pero la verdad es que no practicábamos mucho, nada de ejercicios, ni masajistas ni dietas. Solo nos dijeron: ‘tienen que salir así y caminar así’. Repito, no es por criticar, es como una anécdota, pero eso era una improvisación, porque era el primer concurso. Fue en el hotel El Panamá, que para ese tiempo se llamaba hotel Hilton.
Eran como veintitantas chicas, pero fueron eliminando a las de la provincia de Panamá porque eran más. Me acuerdo de la de Bocas del Toro, Lidia Thomas; y Raquelita Fernández, creo que era de Veraguas.
Teníamos que modelar en traje de baño, de noche y típico. El traje de baño era marca Catalina. En ese tiempo coronaban a la vencedora en traje de baño.
¿Usted en realidad quería participar?
—Yo no quería. No sé como los que organizaban el concurso se contactaron con el representante del Club de Leones de Aguadulce, Manuel de Jesús Uriola, y le dijeron que faltaba poco tiempo para el certamen y solo faltaba la chica de Coclé. Chuito, como le decían a Uriola, fue con mis padres a decirles que yo tenía que ser la representante de la provincia. Yo le dije: ‘Ay Chuito, mi mamá no me deja ni ir a fiestas de 15 años’.
¿Qué tal la experiencia en el Miss Universo?
—Eso llegó rápido, casi después que me eligieron. Si pasó una semana fue mucho. Se realizó en Long Beach, California (EU). Fueron 14 horas de vuelo; fue mi primer vuelo en avión. Hicimos escalas por toda Centroamérica. Ahora hay vuelos que van más directos.
La experiencia fue muy bonita. Hice amistad con las concursantes de Cuba, Perú, Venezuela y Uruguay. Las latinas estábamos unidas.
Nos llevaron a los estudios de cine de Hollywood y allí conocimos a unos actores. El concurso lo ganó Armi Kuusela, de Finlandia, una fula muy bonita.
¿La apoyaron para representar al país?
—Nada, yo tuve que llevar mis cosas. A uno le preguntan las cosas y hay que responderlas con la verdad. Yo llegué a EU con la representante venezolana y no me fueron a buscar. En ese tiempo la comunicación desde los países era por cables y algo falló, así que el embajador de Venezuela, que fue a recibir a la concursante de su país, me llevó a su embajada y llamó a los panameños y allá me fueron a buscar.
La venezolana llevaba un séquito: estilistas, medios, fotógrafos, una hermana… era algo increíble. Yo estaba sola. Pero me sentí muy bien, la venezolana me trató muy bien. Se llamaba Sofía Silva.
¿Qué más pasó en el certamen?
—Allá también había que desfilar en traje típico y me tuve que poner la pollera yo sola. Tuve que usar un espejito y meterme yo sola los tembleques; me tomó mucho tiempo y me incomodó, me preguntaba si me habría quedado bien. Soy clarita como el agua, no me gusta estar con paños tibios, al pan pan y al vino vino y ya.
Luego recibí muchas cartas del exterior de admiradores. Fueron muchas, de personas que nunca conocí. En ese tiempo yo era como muy niña. Tenía 18 años, pero era muy niña, ni lápiz labial había usado.
¿Qué le parecen los concursos de ahora?
—Después seguí los concursos por un tiempo, pero luego no. No los he visto hasta este último, que me parece que quedó bien.
¿El ser reina le abrió puertas?
—Sí. Donde llegaba decían: ‘llegó la Miss Panamá, llegó Elzevir’; los carros paraban para que pasara, la gente era muy cariñosa. Cuando volví del Miss Universo empecé a trabajar con un salario de 125 dólares en el Ministerio de Agricultura y Comercio. Después pasé a la Presidencia y allí estuve por ocho años, hasta que llegó el presidente Roberto Nino Chiari y me destituyeron porque yo no era liberal.
Yo estaba encinta… no, espérece… sí… Es que se me vienen muchas cosas a la mente con tantas preguntas, es un enredo.
En la Presidencia yo era secretaria del secretario general, algo así como los viceministros de hoy.
Dos años después me nombraron en Auditoría Municipal y luego fui al Tribunal Superior de Trabajo, donde estuve por 18 años, hasta que me jubilé.
¿Cuándo se casó?
—En 1958. Tengo 52 años de casada y este año cumplo 53. Elías Morón es mi esposo, pero no es morón, es muy inteligente. Tengo tres hijos: Ariel, de 51 años; Alexis, de 50; y Gisella, de 48. Tengo cuatro nietos.
Mi esposo me vio en el periódico cuando gané el Miss Panamá y dijo: ‘¡esta es!, con esta me caso’. Yo le salía huyendo, pero insistió e insistió, a donde yo iba el aparecía, no sé cómo hacía, ¡ay madre mía! era una cosa.
¿Cómo transcurre un día normal para usted?
—Me paro a las 5:00 a.m., hago desayuno, atiendo mi jardín, me encanta lo verde; hago mandados, voy al supermercado, voy al banco, manejo, veo televisión y cocino. Me acuesto entre 10:00 p.m. y 11:00 p.m. No tomo siestas, porque entonces no puedo dormir en las noches.
¿Qué le diría a los chicos de hoy?
—Que no vayan tan acelerados, que vivan su juventud. Todo llega a su tiempo. Cultiven los valores, eso es más importante que la belleza exterior.
HELKIN GUEVARA
hguevara@prensa.com
La invitación era participar en un concurso de belleza nacional, que seleccionaría a la representante de Panamá para el Miss Universo, que se celebraría en Long Beach, California (Estados Unidos).
Era mayo o junio de 1952. Quedaban pocos días para el certamen y hacía falta la chica que defendería los colores de Coclé. Elzevir, de 18 años por esos días, recibió la propuesta de representar a su provincia, pero faltaba la autorización de sus padres.
“Mmm… Sí”, dijo su papá, después de meditar y considerar que su hija no tuvo fiesta de graduación debido a una infección de polio que obligó a cancelar los eventos públicos en la región. Era justo que al menos paseara y conociera el hotel Hilton (hoy hotel El Panamá).
Y cuando llegó el desenlace del concurso… ¡sorpresa! Elzevir estrenó el trono de la belleza nacional.
El giro para la risueña chica coclesana fue radical. “Acababa de salir del colegio internado María Inmaculada, donde había que rezar desde que nos levantábamos y resulta que poco después fui coronada en traje de baño y salí en todos los periódicos”, cuenta la señora Elzevir Malek, ahora con 77 años.
Aquello fue un gran acontecimiento, rememora Malek, quien guarda en su mente, 59 años después, fechas, nombres y detalles de aquellos días de donaire.
La decana de las misses cuenta con franqueza su aventura en el Miss Universo, cómo influyó el ser reina en su vida, y lo bueno, lo malo y lo feo de ese primer Miss Panamá, empezando por que la coronaron con una corona prestada.
Elzevir Malek recuerda con agrado una curiosa anécdota. Fue elegida una noche de 1952 como la primera Miss Panamá, pero nunca le dieron su corona, el símbolo de toda reina de belleza.
Cuando llegó el momento cumbre, ese en el que de los labios del moderador sale el nombre de la ganadora, tenían lista la corona de la reina del Carnaval del Club Unión, en estricta calidad de préstamo.
Luego del anuncio, de los aplausos, del paseo de la nueva reina y las fotos para los periódicos, la organización del concurso le retiró la aureola ajena a la joven, dejándola literalmente como en una reina sin corona.
La descortesía fue resarcida por el concurso, pero tardaron un poco; 59 años para ser precisos. El pasado 26 de mayo, en el Teatro Anayansi, la organización del Miss Panamá coronó finalmente a Elzevir durante la escogencia de la Miss Panamá y la Miss Mundo 2011. Esta vez, la ahora veterana miss no tuvo que devolver la joya.
¿Por qué nunca dijo lo de la corona?
—Es que los muchachos de antes hacían mucho caso a sus padres. Cuando mi mamá me preguntó: ‘¿dónde está tu corona?’ y le dije que era prestada de una reina de Carnaval del Club Unión, su respuesta fue: ‘Te quedas callada, no se te ocurra decir absolutamente nada; hay que tener dignidad y orgullo’. Y yo fui obediente. Mucho tiempo después lo dije en una entrevista para el suplemento Ellas. Fue hace como 10 años.
¿Por qué no tuvieron la corona?
—No sé. Tal vez no tenían tantos patrocinadores. Las organizadoras no tenían mucha experiencia.
¿Después el concurso estuvo así, sin coronas para las reinas?
—No, yo coroné a Emita Arosemana, y esa corona no era prestada.
¿Cómo fue ese primer concurso?
—No quiero criticar a nadie, porque los que lo organizaron no tenían experiencia, pero la verdad es que no practicábamos mucho, nada de ejercicios, ni masajistas ni dietas. Solo nos dijeron: ‘tienen que salir así y caminar así’. Repito, no es por criticar, es como una anécdota, pero eso era una improvisación, porque era el primer concurso. Fue en el hotel El Panamá, que para ese tiempo se llamaba hotel Hilton.
Eran como veintitantas chicas, pero fueron eliminando a las de la provincia de Panamá porque eran más. Me acuerdo de la de Bocas del Toro, Lidia Thomas; y Raquelita Fernández, creo que era de Veraguas.
Teníamos que modelar en traje de baño, de noche y típico. El traje de baño era marca Catalina. En ese tiempo coronaban a la vencedora en traje de baño.
¿Usted en realidad quería participar?
—Yo no quería. No sé como los que organizaban el concurso se contactaron con el representante del Club de Leones de Aguadulce, Manuel de Jesús Uriola, y le dijeron que faltaba poco tiempo para el certamen y solo faltaba la chica de Coclé. Chuito, como le decían a Uriola, fue con mis padres a decirles que yo tenía que ser la representante de la provincia. Yo le dije: ‘Ay Chuito, mi mamá no me deja ni ir a fiestas de 15 años’.
¿Qué tal la experiencia en el Miss Universo?
—Eso llegó rápido, casi después que me eligieron. Si pasó una semana fue mucho. Se realizó en Long Beach, California (EU). Fueron 14 horas de vuelo; fue mi primer vuelo en avión. Hicimos escalas por toda Centroamérica. Ahora hay vuelos que van más directos.
La experiencia fue muy bonita. Hice amistad con las concursantes de Cuba, Perú, Venezuela y Uruguay. Las latinas estábamos unidas.
Nos llevaron a los estudios de cine de Hollywood y allí conocimos a unos actores. El concurso lo ganó Armi Kuusela, de Finlandia, una fula muy bonita.
¿La apoyaron para representar al país?
—Nada, yo tuve que llevar mis cosas. A uno le preguntan las cosas y hay que responderlas con la verdad. Yo llegué a EU con la representante venezolana y no me fueron a buscar. En ese tiempo la comunicación desde los países era por cables y algo falló, así que el embajador de Venezuela, que fue a recibir a la concursante de su país, me llevó a su embajada y llamó a los panameños y allá me fueron a buscar.
La venezolana llevaba un séquito: estilistas, medios, fotógrafos, una hermana… era algo increíble. Yo estaba sola. Pero me sentí muy bien, la venezolana me trató muy bien. Se llamaba Sofía Silva.
¿Qué más pasó en el certamen?
—Allá también había que desfilar en traje típico y me tuve que poner la pollera yo sola. Tuve que usar un espejito y meterme yo sola los tembleques; me tomó mucho tiempo y me incomodó, me preguntaba si me habría quedado bien. Soy clarita como el agua, no me gusta estar con paños tibios, al pan pan y al vino vino y ya.
Luego recibí muchas cartas del exterior de admiradores. Fueron muchas, de personas que nunca conocí. En ese tiempo yo era como muy niña. Tenía 18 años, pero era muy niña, ni lápiz labial había usado.
¿Qué le parecen los concursos de ahora?
—Después seguí los concursos por un tiempo, pero luego no. No los he visto hasta este último, que me parece que quedó bien.
¿El ser reina le abrió puertas?
—Sí. Donde llegaba decían: ‘llegó la Miss Panamá, llegó Elzevir’; los carros paraban para que pasara, la gente era muy cariñosa. Cuando volví del Miss Universo empecé a trabajar con un salario de 125 dólares en el Ministerio de Agricultura y Comercio. Después pasé a la Presidencia y allí estuve por ocho años, hasta que llegó el presidente Roberto Nino Chiari y me destituyeron porque yo no era liberal.
Yo estaba encinta… no, espérece… sí… Es que se me vienen muchas cosas a la mente con tantas preguntas, es un enredo.
En la Presidencia yo era secretaria del secretario general, algo así como los viceministros de hoy.
Dos años después me nombraron en Auditoría Municipal y luego fui al Tribunal Superior de Trabajo, donde estuve por 18 años, hasta que me jubilé.
¿Cuándo se casó?
—En 1958. Tengo 52 años de casada y este año cumplo 53. Elías Morón es mi esposo, pero no es morón, es muy inteligente. Tengo tres hijos: Ariel, de 51 años; Alexis, de 50; y Gisella, de 48. Tengo cuatro nietos.
Mi esposo me vio en el periódico cuando gané el Miss Panamá y dijo: ‘¡esta es!, con esta me caso’. Yo le salía huyendo, pero insistió e insistió, a donde yo iba el aparecía, no sé cómo hacía, ¡ay madre mía! era una cosa.
¿Cómo transcurre un día normal para usted?
—Me paro a las 5:00 a.m., hago desayuno, atiendo mi jardín, me encanta lo verde; hago mandados, voy al supermercado, voy al banco, manejo, veo televisión y cocino. Me acuesto entre 10:00 p.m. y 11:00 p.m. No tomo siestas, porque entonces no puedo dormir en las noches.
¿Qué le diría a los chicos de hoy?
—Que no vayan tan acelerados, que vivan su juventud. Todo llega a su tiempo. Cultiven los valores, eso es más importante que la belleza exterior.
HELKIN GUEVARA
hguevara@prensa.com
OMG PANAMA DESDE SIEMPRE, DESDE LOS INICIOS MAL, JAJAJA MY GOD!
ResponderEliminar"¿La apoyaron para representar al país?
—Nada, yo tuve que llevar mis cosas. A uno le preguntan las cosas y hay que responderlas con la verdad. Yo llegué a EU con la representante venezolana y no me fueron a buscar. En ese tiempo la comunicación desde los países era por cables y algo falló, así que el embajador de Venezuela, que fue a recibir a la concursante de su país, me llevó a su embajada y llamó a los panameños y allá me fueron a buscar.
La venezolana llevaba un séquito: estilistas, medios, fotógrafos, una hermana… era algo increíble. Yo estaba sola. Pero me sentí muy bien, la venezolana me trató muy bien. Se llamaba Sofía Silva."
VENEZUELA EN CAMBIO UNA HISTORIA DE RESPONSABILIDAD Y ORGANIZACION DESDE LOS INICIOS DEL MISS UNIVERSE, POR ALGO TANTAS CORONAS...
Bellaaaa la Else esta señora cuando la vi en la final me dijo mucho, tiene una gran personalidad es encantadora por algo fue MISS PANAMA LA PRIMERA MISS PANAMA, BIEN DICHO ELSEVIR MALEK.
ResponderEliminarBUENAS FOTOS.
BELLA Y DULCE ELZEVIR, ME ENCANTO ESTA ENTREVISTA.
ResponderEliminarCREO QUE CORONAR A ELZEVIR FUE LO MEJORSITO DE LA FINAL DE MISS PANAMA JAJAJ A MI EL CONCURSO FINAL POR TV ME GUSTO MAS QUE EN VIVO.
Si a mi tambien me gusto mas por tv que en vivo parecia una teleton, muy largo demasiado.
ResponderEliminarLARGO Y AL FINAL PLOOF!!! VER HA LA MEJOR DE LA NOCHE SIN CORONA FUE ALGO QUE AUN NO SUPERO.
ResponderEliminarKEITY MENDIETA BRITTON MISS UNIVERSE 2011 LA DESPERDICIARON :( :( :(
La mayoría de los panameños recordamos a Justine Pasek por ser la primera panameña en adquirir el título de Miss Universo en 2002, luego que la ganadora original fuera depuesta. No obstante, existe una panameña que merece ser igual de recordada que Justin, y esa es Elzevir Gisela Malek.
ResponderEliminarOriunda de Coclé, Elzevir fue la participante de Panamá que concursó en el primer Miss Universo en 1952, el cual se llevó a cabo en Long Beach, California. Tenía 18 años en aquel entonces y la historia de su escogencia es bastante peculiar. A los pocos meses de haberse graduado del colegio, Elzevir fue contactada por el representante del Club de Leones de Aguadulce, quien dialogó con los padres de ella para que representara a la provincia coclesana en la escogencia de la Miss Panamá.